Una vez iniciado el tratamiento, se aconsejan visitas de seguimiento cada 3 meses hasta encontrar un equilibrio entre las dosis administradas y los efectos obtenidos.
En los pacientes que usan CM para el dolor, la respuesta raramente aparece a los pocos días sino al cabo de algunas semanas.
Las precauciones iniciales de comenzar el tratamiento con dosis bajas y aumentar estas dosis de forma muy gradual y siempre con productos de mejor concentración en THC hace que, con alguna frecuencia el paciente no perciba los efectos rápidamente y pierda la paciencia.
Al usar CBD, los efectos sobre el dolor no suelen ser tan rápidos como si se inicia un producto con THC. Con frecuencia el paciente reporta rápidamente otros beneficios como pueden ser mejor control de la ansiedad o del sueño, el efecto sobre el dolor suele llegar más tarde.
Una vez se ha llegado a una dosis de CBD aceptable (aproximadamente dosis entre 40 a 60 mg al día de CBD), si es necesario, se introduce un producto que contenga THC a cantidades bajas, como puede ser un producto 1:1 (igual cantidad de THC que de CBD), y se titula a dosis bajas hasta llegar a dosis de 40 a 60 mg de THC por día.
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Hay otra opción preferida por los médicos que tienen mayor experiencia clínica que es la de utilizar dos aceites de cannabis, uno de alta concentración en CBD (típicamente un 20%) y otro rico en THC (25%), e instruir al paciente a utilizarlos de forma separada o mezclados en diferentes momentos del día.
Esta opción es más compleja para los pacientes y potencialmente más arriesgada ya que se proporciona un producto de alta concentración en THC.
Por razones obvias, estos procesos de titulación mencionados previamente sólo se pueden hacer de la forma indicada en este texto si se usan aceites con una composición conocida, con otros productos como los inhalados o los comestibles estos cálculos son prácticamente imposibles de realizar.
El CM se da, al inicio del tratamiento, siempre, como producto co-adjuvante y nunca como único tratamiento.
Cuando el experimente los efectos positivos deseados, es recomendable discutir la opción de disminuir progresivamente los otros fármacos analgésicos, principalmente los de uso de rescate y de formulación corta e inmediata.
Las dudas surgen cuando el paciente deba parar el tratamiento por circunstancias como por ejemplo al viajar al extranjero (es ilegal cruzar fronteras con cannabis encima), cuando el productor de cannabis tiene problemas de producción/distribución (cosa bastante frecuente mientras el mercado legal se estabiliza) o cuando el paciente ha de permanecer ingresado en un hospital.
En esos casos, el paciente ha de saber que raramente se va a producir un cuadro de abstinencia como ocurre al parar los opioides de forma brusca. La dependencia psicológica al cannabis existe y es bien conocida por los psiquiatras.
Sin embargo, no se suele observar dependencia en pacientes que consumen CM.
En casos en los que el paciente consume dosis muy altas de THC y mucha cantidad diaria, sí que hay riesgo de presentar cuadros de abstinencia caracterizados por insomnio, irritabilidad, agresividad y nerviosismo.
Estos cuadros de abstinencia suelen durar pocos días y no suponen un riesgo importante para la salud a diferencia de lo que ocurre con la abstinencia al alcohol, por ejemplo.