Terminamos la serie de artículos sobre el uso del cannabis medicinal compartiendo las reflexiones del Dr. Jordi Perez sobre la diferencia entre el uso de cannabis medicinal y recreacional y el papel que juegan los médicos al estar sometidos a presiones por parte de la sociedad y las compañías productoras de cannabis por una parte y por las sociedades científicas y agencias gubernamentales de salud por la otra.
El hecho que una misma sustancia pueda ser usada como producto recreativo o terapéutico supone una dificultad, y el médico que la receta ha de plantearse si su paciente usa su medicación con fines terapéuticos o recreacionales.
Algo parecido ocurre con los opiáceos o la cocaína, que tienen valor como productos terapéuticos, pero también son substancias de abuso. La única diferencia es que los derivados del opio o la cocaína no son legales.
Seguramente te interese consultar estos post del Dr. Jordi Pérez…
> Los usos del cannabis a lo largo de la historia
> Cannabis, endocannabinoides y fármacos cannabinoides
> El papel de los médicos ante el cannabis medicial y su uso recreacional
> Indicaciones y contraindicaciones del cannabis medicinal
> El Cannabis Medicinal en el manejo del dolor crónico
> El seguimiento del paciente que usa cannabis medicinal como analgésico
Debido a la crisis de opioides que golpea los Estados Unidos causando miles de fallecidos, las autoridades sanitarias y los médicos han aprendido a poner más atención sobre aquellos pacientes y tratamientos que potencialmente pueden resultar en adicción y sobredosis.
La mayoría de las precauciones que se toman en el campo del cannabis medicinal como analgésico han sido tomadas directamente de las recomendadas en pacientes en tratamiento crónico con opioides.
Aunque no hay guías específicas ni mandato claro, en los países donde se prescribe cannabis medicinal, las autoridades sanitarias recomiendan ejercer precaución en casos como los siguientes:
- Paciente con antecedentes personales de adicciones.
- Paciente que prefiere la vía inhalada fumada frente a la inhalada vaporizada a pesar de conocer los riesgos e inconvenientes.
- Paciente que usa diariamente una cantidad de cannabis superior a los cinco gramos.
- Paciente que prefiere los productos ricos en THC con concentraciones superiores al 20%.
- Paciente que obtiene el cannabis medicinal de varios médicos.
- Paciente que obtiene el cannabis medicinal por vías legales e ilegales.
- Paciente que cultiva su propio producto.
Muchos pacientes pueden encontrarse en la actualidad en las circunstancias detalladas anteriormente, especialmente en los países como España donde el uso de cannabis está despenalizado, pero no regulado.
Por razones obvias, estas precauciones serán mas fáciles de entender cuando el cannabis terapéutico sea legal y el acceso a los productos sea regulado por ley.
El choque entre la sociedad y las autoridades respecto al uso de cannabis…
Los consumidores de cannabis (recreativo o terapéutico) usan como argumento a favor de su uso y despenalización las múltiples evidencias científicas y sociales sobre sus beneficios sobre la salud y la ausencia de potencial toxicidad.
A nivel de eficacia, queda claro que el cannabis es eficaz para una gran cantidad de síntomas. Siglos de historia y millones de usuarios refuerzan este argumento.
A nivel de seguridad, a menudo se muestran gráficos comparando la toxicidad y potencial adicción de múltiples substancias y se observa como el cannabis se encuentra entre los productos con menor toxicidad y menor posibilidad de causar adicción (incluso por debajo de la del alcohol, la cafeína o la nicotina).
En aquellos estados norteamericanos donde la marihuana ha sido declarada totalmente legal, la mortalidad por sobredosis de drogas no ha aumentado de forma importante.
Los productores de cannabis, tal como hicieron y todavía hacen los representantes de productos farmacéuticos analgésicos, informan a la comunidad médica para convencerles de los beneficios de sus productos y la ausencia de peligro con su consumo y les incentivan para prescribirlos a sus pacientes.
Eso hace que, en la consulta del médico especialista, cada vez haya más presión para prescribir estos productos. Es un hecho que cada vez más pacientes preguntan sobre estas terapias e incluso exigen al médico que se las proporcione con la justificación de las evidencias disponibles en internet.
Algunos de los pacientes que sufren de dolor crónico, muchos en ocasiones, han adquirido de forma ilegal un producto de cannabis, lo han probado y tras pocos días de tratamiento, los efectos obtenidos han sido positivos, por lo tanto, buscan lo mismo en la consulta del médico.
Los médicos, como ha quedado claro en este texto, han de hacer medicina con las herramientas de que disponen y siguiendo reglas de práctica clínica claras y concisas.
La compasión por el paciente no está reñida con la falta de profesionalidad y rigurosidad.
Sin embargo, en algunas situaciones, como en el uso del cannabis medicinal, este equilibrio no es fácil de encontrar.
Para el médico, lo primero es no dañar al paciente, y lo segundo es intentar ayudar al paciente siempre actuando dentro de las normas indicadas por el juramento hipocrático, las de la comunidad científica internacional y las de los colegios profesionales nacionales.
Los retos a los que nos enfrentamos los médicos difieren según los países donde se trabaja y se pueden simplificar en dos: la evidencia científica disponible y la disponibilidad de productos derivados del cannabis para el uso terapéutico.
Para la profesión médica, miles de años de uso y millones de usuarios de una planta para uso medicinal no significa automáticamente que ésta pase a ser considerada beneficiosa.
Los usuarios hablan de plantas mientras los médicos hablamos de productos químicos específicos individualizables. Los usuarios mencionan los terpenoides, mientras en la farmacopea moderna éstos no se utilizan de forma habitual. Los usuarios consultan los comentarios colgados en internet, mientas los médicos sólo creemos en los estudios publicados en revistas científicas serias.
Los médicos nos vemos presionados a ejercer de naturópatas y esa formación no está incluida en la carrera de medicina.
El médico que se compadece del paciente y ejerce la medicina más allá de sus límites científicos y/o legales está en riesgo de perder credibilidad ante sus colegas y perder su licencia para ejercer.
La fe en algo es creeren su existencia, aunque no haya pruebas irrefutables. Pues bien, es razonable entender que los usuarios del cannabis medicinal tengan fe en ese producto.
Sin embargo, las pruebas que alegan no poseen la calidad que los médicos reclaman para poder creer en ellas.
Eso explica por qué el campo del cannabis medicinal todavía no pertenece a la profesión médica de forma exclusiva sino a gente con práctica clínica que se han formado a través de años de experiencia al margen de los criterios estrictos de la profesión médica moderna.
No queda duda que la legalización del cannabis medicinal abrirá la puerta a la investigación con estos productos.