“Ya no sólo es el dolor… Además ahora estoy estresada; me cuesta concentrarme y se me olvidan las cosas… !Hasta las más sencillas!
¿No tendré Alzheimer?”
En consulta muchos pacientes nos comparten esta preocupación. ¿Qué les ocurre? ¿Realmente tienen un problema adicional al dolor?
Cuando el dolor agudo (una alarma de que algo va mal) se transforma en crónico se convierte en una sensación compleja que está relacionada con procesos cerebrales que mantienen el dolor a pesar de que esta señal “de alarma” ya no es útil. Este tipo de dolor conlleva mucho malestar y pérdida de calidad de vida.
Cada caso es distinto… Pero sabemos que muchos pacientes con dolor crónico sufren además problemas de concentración y la pérdida de memoria es frecuente.
Muchos pacientes sienten estrés -que también genera cambios en nuestro cerebro- con consecuencias como la disminución de la atención o de la capacidad ejecutiva. Es decir, por ejemplo, provoca errores, olvidos de las cosas cotidianas y despistes…
También las expectativas y creencias que se tienen sobre el dolor están relacionadas con esas estructuras cerebrales que se activan con el estrés… lo que empeora aún más la situación al influir en el estado de ánimo y en la sensación del dolor.
Es como si en un recipiente echamos arena y agua…. es inevitable que se mezclen!!
Un reciente estudio realizado con pacientes con dolor crónico por la psicóloga Mª Victoria Paz(1) señala que, a más intensidad de dolor, mayores son los problemas de gestión cognitiva y emocional con el entorno que la rodea; el paciente con dolor se siente menos motivado, con menos ánimo para realizar cosas o sufre más dificultades para centrar la atención en una tarea.
Cuando al dolor se le suman problemas de estado de ánimo, aumentan las dificultades para adaptarse a situaciones difíciles o nuevas y a mantener una estabilidad emocional
Así, el dolor, al captar la atención provoca que aumenten los errores, despistes y olvidos cotidianos, por eso encontramos quejas de memoria, incluso en pacientes jóvenes con dolor.
Aquello que la persona pone en marcha para adaptarse a una situación que ha cambiado o una situación amenazante (como el dolor) también se ve perjudicado con el estrés, por lo tanto, con el estrés aumenta la dificultad para afrontar la situación de dolor, lo que genera aún peor estado de ánimo y esto más estrés… en definitiva… un círculo vicioso difícil de romper…
Para facilitar la superación de este círculo vicioso la autora del estudio refleja la necesidad de un tratamiento integral del dolor crónico que incluya “intervención psicológica”, es decir, la valoración y el tratamiento de un psicólogo especialista en dolor principalmente centrado en la mejora del afrontamiento del estrés y el apoyo con las habilidades relacionadas con estos síntomas.
Es frecuente, por lo tanto, que los médicos de las Unidades de Dolor cuando detectan que un paciente sufre estrés, bajo estado de ánimo y otros síntomas relacionados con el dolor, incluyan como parte de su tratamiento el apoyo de un psicólogo especialista en dolor como herramienta fundamental para mejorar el dolor y el bienestar del paciente.
Si quieres saber más te recomiendo que visites también este post y entenderás mejor porqué tu médico te recomienda la ayuda de un psicólogo frente al dolor
(1) Paz M.V., Ruiz J.M., Paz J.F., Gandía M., Mateos A., Pedrero E.J. “Dolor crónico: relación con sintomatología prefrontal y estrés percibido” Rev Soc Esp Dolor 2017; 24(4):179-187.