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El tratamiento del dolor explicado a pacientes y profesionales de la salud

Una experiencia de esperanza 4.67/5 (18)

Hace dos años y cuatro meses sufrí un derrame cerebral acompañado por unas convulsiones que produjeron un aplastamiento de la vértebra D6. Después de recuperarme y absorberse el derrame intentaron hacer una cimentación, entendí al reumatólogo que consistía en introducir, con una aguja, algo parecido a cemento para completar la vértebra e intentar estabilizarla, y con ello anular o por lo menos disminuir los dolores, que eran enormes desde un principio; pero no pudieron realizar esto y mi columna se iba doblando cada vez más, el dolor iba en aumento…

RxMe operaron de la columna un año después del derrame poniendo una artrodesis de la D4-D9 y una corpectomía en la D6; explicando para los que no tenemos idea de medicina: en la D6 colocaron como un rulo relleno de polvo de hueso y dos varillas, una a cada lado de la columna unidas con tornillos a las vértebras.

Durante las dos primeras semanas los dolores eran los lógicos tras esta operación, pero a las tres semanas, fui ingresada de nuevo pues, el “mecano” -que así lo llamo- se había desplazado abriendo de nuevo la herida. Me operaron de nuevo para cambiar los hierros y ampliarlos de D2 a D9; de regalo del quirófano me llevé una infección, más de un mes ingresada y los dolores sin desaparecer…

Convivir con dolor las 24 horas del día y 365 días al año, teniendo un único deseo inalcanzable: que el dolor desaparezca por completo o despertar de esta pesadilla, es una experiencia que no deseo ni al peor enemigo.

La Dra. Madariaga es quien me trata desde el principio en la unidad del dolor, probando diferentes técnicas y medicaciones, funcionando unas mejor que otras… unos días malos y otros peor.

En mi vida el dolor crónico significa no poder realizar ninguna de mis funciones como ama de casa, la vida que elegí al contraer matrimonio: ni poner lavadoras, planchar, cocinar… absolutamente nada. He tenido que buscar otras actividades para realizar durante el día, como coser o la tablet, pero siempre midiendo mis fuerzas para no pasarme más de la cuenta, pues todo esfuerzo extra tiene sus consecuencias.

A nivel psicológico es complicado explicar todos mis sentimientos; al principio no era ni persona, en mi cabeza tenía un derrame, pasé una semana en la u.c.i., mucho tiempo sin saber realmente que me había ocurrido.

Al ponerme en manos de la U. del Dolor que lleva la Dra. me aconsejó ir a la Unidad de Psiquiatría, donde después de tratarme durante un año y medio, 5 visitas y alguna medicación, me dieron de alta con una recomendación de seguimiento por parte del médico de cabecera. Ahora, me estoy planteando acudir a una psicóloga especializada en el dolor, para que me ayude a vivir y convivir mejor con este compañero de viaje que me ha tocado.

medicacion

Durante estos dos años y cuatro meses he pasado del llanto a la risa en cuestión de nada y al rato, volver a llorar; siempre intentando no transmitir todas mis sensaciones a mi familia, pues ya tienen bastante con la preocupación de mi estado, toda la medicación que tomo diariamente y mis innumerables visitas a diferentes especialistas: neurólogo, traumatólogo, psicólogo, psiquiatra, oftalmólogo, medicina interna, reumatología, cirujano, médico de cabecera, neuropsicólogo, unidad del dolor, fisioterapeuta… creo que no me olvido de ninguna especialidad, que ya son un montón pero poco a poco se van espaciando las citas en el tiempo e incluso me dan el alta en algunas consultas… excepto una: la unidad del dolor, con la Dra. Madariaga al frente y a quien tanto tengo que agradecer.

Gracias a ella y a su equipo, pero en especial a ella, que no ha tirado nunca la toalla, siempre buscando medicaciones o tratamientos para mejorar mi calidad de vida.

GRACIAS porque hace una semana realizó una epidurolisis -para que nos entendamos los profanos, es una infiltración- que esta vez ha tenido un efecto diferente: ¡a conseguido disminuir mi dolor!.

En la escala que tanto les gusta a los doctores, que siempre preguntan: ¿qué nota pones a tu dolor de 0 a 10? Ahora, ¡está por debajo del 3! No es un cero, no ha desaparecido, pero puedo moverme más que en estos dos años y cuatro meses interminables, el dolor me está dando un pequeño respiro.

Poder pasear sin tener dolor en cada paso que doy, es complicado de describir; durante esta semana estoy realizando algunas cosas muy comunes en la vida de muchas personas y poco normales en la mía: cocinar con mis hijas, salir a cenar a una hora normal, acostarme más tarde de las 22 h o quedar con unos amigos a tomar algo… son pequeñas cosas que me parecen mentira, a cada rato que pasa me doy un pellizquito para ver si es real.

Espero que el efecto dure el máximo tiempo posible; soy consciente de que mi enemigo sigue acechando, cuando menos lo espere volverá…. Pero tengo claro que no le dejaré vencerme, cuando vuelva, intentaremos otras técnicas/medicación para lograr estar otro tiempo con menos dolor y disfrutar de nuevo de pequeñas cosas…. ¡porqué el dolor crónico si se puede disminuir!

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6 comentarios en «Una experiencia de esperanza»

  1. Soy Paloma Alonso de nuevo.
    Recibí el tratamiento de lidocaína durante 10 días, algo más repartidos pues entre medias fue Semana Santa.
    Este tratamiento es para suprimir la medicación de Abstral. Ahora estoy con un Abstral diario y el mes que viene, ninguno.
    He dejado pasar unos días para contar la experiencia. El personal del Hospital de día médico del Infanta Sofía, son muy profesionales y muy humanos, desde el principio hasta el final del tratamiento. Llegaba a las nueve de la mañana y había días que no me iba hasta casi las tres. La lidocaína hacía que bajará mi tensión, así que tenían que inyectarme otra medicación y bajar el ritmo de la lido.
    ¿Mejorías?, pues realmente mucho sueño, por las mañanas me levanto mejor, con dolor algo más bajo pero a medida que pasa el día también va subiendo el dolor.
    Sigo con mi A.F.A ( actividad física adaptada), con mi cita semanal con el Neuropsicólogo y mi cita, también semanal, con la fisioterapeuta.
    A pesar de no rebajar el dolor todo lo que queríamos, al menos hemos conseguido rebajar un poco, que ya es mucho.
    Aún así, no pienso tirar la toalla, si me plantean otro tratamiento…a por el. A atacar el dolor que lleva ya 3 años, 4 meses y 26 días conmigo, uña y carne…
    Gracias a mi familia, por aguantar a mi lado y hacer turnos de locos para llevarme y traerme.
    Gracias, Dra. Madariaga y a su equipo, por no tirar tampoco la toalla por mi.!!!

  2. Encontrar un profesional implicado desde el momento cero es lo mejor que le puede pasar a un paciente con dolor crónico.
    Un saludo

  3. Soy la misma persona que escribió esta historia. Con el tiempo he sido infiltrada varias veces y en diferentes zonas. Sigo con la Dra. Madariaga, con todas las consultas de los demás especialistas, añadiendo terapia con un Neuropsicólogo y una Fisioterapeuta, en un Centro especializado en problemas neurológicos y tráficos (Casa Verde), en Navalcarnero. Allí voy una vez por semana.
    Los dolores siguen acechando, los cambios de clima son lo peor, ya lo saben todos.
    El próximo tratamiento será de 5 sesiones + otras 5 de medicación en vena, creo que cerca de dos horas cada día, ya contaré cuando empiece. Sigo con mucha medicación oral, aunque creo que mi cuerpo también se va habituando​ a ellas y también influyen en el aumento del dolor.
    Conseguí que nos fuéramos cinco días de vacaciones este mes de marzo pasado, a pesar de las caminatas, la medicación y demás, pudimos disfrutar, aunque luego los dolores se lo cobraron…
    Aún así no voy a tirar la toalla, me niego a dejarme vencer por el dolor. Unos días son mejores que otros y nuestro enemigo está ahí, con menor o mayor intensidad.
    Si a alguien puedo ayudar, no tenéis más que decirlo.
    Un abrazo enorme a todas las personas con dolor crónico.

  4. Relato positivo dentro del problema personal que para muchas personas les dará un alivio y esperanza, salud con saludos

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