Son tiempos difíciles. Para todos.
Sin excepción.
Las cifras diarias en los medios de comunicación de infectados y fallecidos por el CoVid19 no dejan de impresionarnos pese a la leve mejoría registrada en la última semanas…
Son tiempos difíciles. Para todos.
Sin excepción.
Las cifras diarias en los medios de comunicación de infectados y fallecidos por el CoVid19 no dejan de impresionarnos pese a la leve mejoría registrada en la última semanas…
No te voy a contar nada que por desgracia no sepas: qué difícil es dormir con dolor. El insomnio es uno de los problemas que más alteran la vida de los pacientes con dolor… Te impide llegar a dormir. Empeora la calidad de tu sueño y llega a despertarte en mitad de la noche…
Y las consecuencias no acaban ahí: al día siguiente estás más dolorida. Fatigada. Irritada. Te cuesta concentrarte y la falta descanso hace disminuir tu umbral de dolor; te duele más.
En mi casa tiran de refranero para todo, y a mí me viene a la cabeza este refrán siempre que me preguntan cómo acabé trabajando con este tipo de enfermedades.
Mi vida profesional ha ido pasando de la práctica clínica a la investigación y de la investigación a la práctica clínica sucesivamente a lo largo de los años. En ambos sitios he sido feliz. Y he aplicado lo que sabía de uno de estos mundos para enriquecer el otro y viceversa.
Lo mismo me ha ocurrido con la reumatología y la psicología, mis dos actuales pasiones.
Tanto para la población general como para los propios profesionales de la salud, el dolor infanto-juvenil físico y/o psicológico es el gran desconocido a pesar de los avances e investigaciones que en este campo que se han llevado a cabo en los últimos años.
Tal como se afirma desde la Fundación Grünenthal, según los últimos estudios, el dolor crónico afecta a entre el 20 y el 30% de la población infantil y juvenil, de los que el 5% sufre graves problemas de discapacidad asociados al dolor.