Tuvidasindolor
El tratamiento del dolor explicado a pacientes y profesionales de la salud

El papel del psicólogo en las enfermedades reumatológicas y musculoesqueléticas 4.83/5 (75)

“Yo he sido cocinero antes que fraile”

En mi casa tiran de refranero para todo, y a mí me viene a la cabeza este refrán siempre que me preguntan cómo acabé trabajando con este tipo de enfermedades.

Mi vida profesional ha ido pasando de la práctica clínica a la investigación y de la investigación a la práctica clínica sucesivamente a lo largo de los años. En ambos sitios he sido feliz. Y he aplicado lo que sabía de uno de estos mundos para enriquecer el otro y viceversa.

Lo mismo me ha ocurrido con la reumatología y la psicología, mis dos actuales pasiones.

¿Cómo he llegado a vivir entre el reúma y la psicología?

Como desde siempre he estado interesada en el dolor crónico, mis distintos empleos me han ido poco a poco llevando a conocer profundamente enfermedades que cursan con dolor. Así, mi viaje por el mundo laboral me llevó a trabajar en la Unidad de Investigación de la Sociedad Española de Reumatología.

Mientras estaba allí, investigando en distintos aspectos de estas enfermedades, aprendí a conocerlas bien. Cuanto más sabía, más plenamente consciente era de lo importante que puede ser una intervención psicológica en estos pacientes.

Porque soy «psicóloga antes que fraile», y me quedaba claro que, por muy maravillosos que sean los tratamientos farmacológicos actuales, que lo son, muchos de estos pacientes necesitan, además, un apoyo psicológico.

¿Por qué un psicólogo en reumatología?

Estrés y sistema inmune

Para empezar, porque un gran numero de las enfermedades reumáticas se producen por alteraciones del sistema inmune. Y los vínculos entre altos niveles de estrés y este tipo de alteraciones del sistema inmune son bien conocidos (1).

Por eso, ya desde su inicio, es altamente probable que los primeros síntomas de una enfermedad reumática coincidan con un momento vital emocionalmente estresante.

Momento en el que las personas se verían muy beneficiadas de una intervención psicológica que les ayudaría a gestionar su estrés, evitando una rápida progresión de la enfermedad reumática.

Dolor, discapacidad y depresión

Pero, además, una vez que la enfermedad ya se ha manifestado, el papel del psicólogo sigue siendo importante.

La mayoría de las enfermedades reumatológicas están asociadas a lo que yo llamo «Las 3D mentirosas en enfermedades reumáticas: Dolor, Discapacidad y Depresión».

Estas 3D están íntimamente relacionadas entre sí y se retroalimentan si no se realiza una intervención adecuada. También existen vínculos con características de personalidad del paciente, como catastrofismo o neuroticismo, que contribuyen a mantener círculos viciosos negativos. Desmontar mitos respecto a estas 3D, y combatirlas para que no impacten negativamente en la vida de los pacientes, es algo que los psicólogos podemos hacer muy bien.

1. Dolor

Los estudios demuestran que, pese a que los pacientes estén siendo tratados en los servicios de reumatología, el dolor no controlado (el que impacta en la vida del paciente impidiéndole realizar su actividad normal) está presente en aproximadamente el 40% de los pacientes (2).

Trabajar con el dolor desde un punto de vista psicológico, con las técnicas disponibles para ello, es imprescindible para mejorar la calidad de vida de los pacientes. También servirá para prevenir en unos casos, o tratar en otros, la sensibilización central

2. Discapacidad

Lo mismo puede decirse del impacto que produce en la calidad de vida la discapacidad asociada a las enfermedades musculoesqueléticas. A nivel físico este impacto es muy alto, pero a nivel mental es también elevado y sólo superado por las enfermedades neurológicas, las ortopédicas, las pulmonares y las malformaciones congénitas, como puede verse en estos gráficos tomados de la Estrategia Nacional de Enfermedades Reumáticas y Musculoesqueléticas.

Trabajar sobre la discapacidad, es también una labor que los psicólogos sabemos hacer muy bien.

3. Depresión

Con semejante panorama (dolor y discapacidad de por medio), no nos puede sorprender que la depresión esté presente en los pacientes reumáticos con mayor frecuencia que en la población general, aunque resulte difícil aportar una cifra exacta de su prevalencia, ya que oscila enormemente en función de los diferentes estudios, las distintas enfermedades reumáticas (no olvidemos que hay más de 200), y los instrumentos de medida de la depresión utilizados (3).

Asumo que no es necesario señalar que el trabajo del psicólogo es fundamental en los procesos depresivos.

¿Hay que tratar psicológicamente a todos los pacientes reumáticos?

No, no todos necesitan ir al psicólogo, al igual que no todos los que viven un momento traumático padecen estrés postraumático, ni todos los que pierden a un ser querido tienen un duelo complicado.

Durante la época en que trabajaba en la Sociedad Española de Reumatología, varios psicólogos y reumatólogos elaboraron unos criterios de derivación al psicólogo de estos pacientes, que comparto con todos vosotros:

Criterios de derivación al psicólogo

Es conveniente derivar si…

  • Manifiesta ansiedad: intensos y frecuentes síntomas cognitivos (preocupación excesiva y recurrente por la enfermedad, hipervigilancia), síntomas fisiológicos (ahogos, taquicardias, tensión muscular, sudoración) y conductuales (movimientos repetitivos, evitación de tareas cotidianas)
  • Depresión: estado de ánimo triste con pérdida de interés o placer en casi todas las actividades. Sentimientos de infravaloración y dificultad para tomar decisiones.
  • Hábitos no saludables: mala alimentación por exceso o defecto, actividad física insuficiente, estilo de vida pasivo, consumo de sustancias tóxicas que empeoran el pronóstico de la enfermedad.
  • Catastrofismo: tendencia a malinterpretar y sobrevalorar el potencia nocivo, incontrolable y de incapacitación de la enfermedad.
  • Alteraciones del sueño descartando causas orgánicas (apnea, dolor lumbar inflamatorios…)
  • Dificultad para el cumplimiento de las prescripciones farmacológicas, de ejercicio físico… por motivos psicológicos.
  • Dificultad para mantener una vida sexual satisfactoria a causa de la enfermedad
  • Exceso o defecto de atención y/o apoyo por parte de la familia hacia la enfermedad o los problemas del paciente.

¿Se nota más ansioso de lo habitual debido a la enfermedad?
¿Tiene ganas de llorar sin motivo aparente?
¿Ha disminuido considerablemente el interés por las cosas a causa de la enfermedad?
¿Le cuesta conciliar el sueño o se despierta frecuentemente? ¿El sueño es reparador?
¿Está constantemente preocupado por la enfermedad temiendo que empeore y convencido de que no puede hacer nada para evitarlo?
¿La enfermedad está afectando a sus relaciones laborales, familiares, sociales y/ o de pareja?

Se debe derivar a un paciente…

  • Cuando la respuesta al diagnóstico, a la enfermedad, al tratamiento y/o a las consecuencias psicofísicas derivadas de los mismos no son adaptativas (por exceso o por negación).
  • Si hay ansiedad y/o depresión severas asociadas a la enfermedad.
  • Si hay problemas sexuales asociados a la enfermedad.
  • Ante la sospecha de cualquier trastorno psicológico o psiquiátrico
  • Si el paciente presenta persistentemente un nivel de dolor alto resistente a los tratamientos habituales.

¿Cómo trabaja el psicólogo con estos pacientes?

El modo en que se aborda cada uno de los pacientes puede ser diferente, aunque hay aspectos que sistemáticamente deben ser tenidos en cuenta, siendo muy importante la psicoeducación en relación a la enfermedad, los tratamientos y el dolor. A partir de ahí, y en función de los problemas más importantes que presente cada uno, su personalidad, y el impacto de la enfermedad en su vida, el abordaje debe ser el mismo que realizamos habitualmente, pero comprendiendo los matices propios de estas enfermedades, como ocurre con la psicooncología. 

Si queréis saber más, espero poder contaros más cosas sobre distintas enfermedades reumáticas, y lo que los psicólogos podemos hacer para mejorar su pronóstico y evolución en futuras entradas.

Porque, ¿quién no tiene reúma o conoce a alguien que lo tenga? 

No os fiéis, que es una pegunta trampa. «El reúma, no existe», como explica mi amiga Loreto Carmona en esta charla TED.

  1. Capellino S, Straub RH. Neuroendocrine immune pathways in chronic arthritis. Best Pract Res Clin Rheumatol. 2008;22(2):285-97. Sturgeon JA, Finan PH, Zautra AJ. Affective disturbance in rheumatoid arthritis: psychological and disease-related pathways. Nat Rev Rheumatol. 2016;12(9):532-42.)
  2. Plana Veret C SMD, Gobbo Montoya M, Vidal Fuentes J. Evaluacion del dolor en Reumatología. Estudio EVADOR. 2017)
  3. Sambamoorthi U, Shah D, Zhao X. Healthcare burden of depression in adults with arthritis. Expert Rev Pharmacoecon Outcomes Res. 2017;17(1):53-65.)
¿Te ha gustado?¿Lo compartes?
The following two tabs change content below.

Milena Gobbo

--> Haz clic aqui si quieres realizarme una consulta virtual <--
SI QUIERES, PUEDO VERTE EN MI CONSULTA. PIDE TU CITA 910 127 671 - MÁS INFO : MILENAGOBBO.COM
Licenciada en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid y Máster en modificación de conducta y terapia cognitivo conductual, con formación de postgrado en diagnóstico y tratamiento en diversas áreas, siendo la del dolor crónico, fibromialgia y enfermedades reumáticas dónde mayor experiencia posee. Es también docente y autora de diversos artículos y trabajos científicos en dolor y enfermedades reumáticas. Entre otros cargos, es miembro fundador y actual presidenta de OpenReuma (Asociación de Otros Profesionales en Reumatología), y coordinadora del grupo de trabajo “Psicología y Dolor” del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid. Actualmente trabaja en el centro de psicología Positivamente.