Soy Gema y llevo muchos años ya con 20 años tenía molestias en la espalda. Ahora tengo 38… Y esta mi historia contra el dolor que apareció a finales de octubre de 2011 en el momento que dí a luz a mi querida hija. Ya durante el embarazo tuve episodios muy dolorosos de espalda pero al encontrarme embarazada no había medicación posible para tomar y para entonces yo tenía detectada una lesión en la L4-L5 concretamente una protusión.
Después de nacer mi hija tuve dolores “distintos” a los que tenía antes del parto y vivía con molestias todos los días y no podía agacharme ni minimamente.
Es una situación que aparte de producirme mucho dolor físico me ha afectado mucho mentalmente pues como he leído y comentado con profesionales, no estamos preparados para sentir dolor o mermadas nuestras capacidades, me he visto impedida en numerosas ocasiones a poder hacer cosas cotidianas, como con mi hija, que siempre tuve que contar con la ayuda de mi madre para sacarla adelante, pues yo físicamente no podía, tuve que dejar de darla el pecho porque me medicaron fuerte, y muchas cosas como bañarla, cogerla o jugar a determinadas cosas no he podido hacerlas.
Ahora mi día a día es aparentemente el de una persona normal: trabajo 8 horas diarias, atiendo a mi hija …siempre que no sean tareas de coger peso o que puedan producirme más molestias de las que ya tengo.
¿Cómo afecta el dolor a tu vida personal?
Si voy de tiendas me tengo que parar a sentarme para descansar y cuando llego a casa me duele mucho… Si salgo a tomar algo tengo que buscar un sitio para sentarme y a veces no lo hay, con lo que me encuentro mal, me pongo nerviosa con lo que el dolor aumenta, es como la pescadilla que se muerde la cola, el dolor existe pero al ponerme nerviosa me duele más y así sucesivamente.
Cuando salgo por ahí también voy con “miedo” a ciertos planes, pero al final te pueden pasar factura, el estar de pie más de lo normal o no encontrar un asiento adecuado, pero a veces merece la pena.
Mi tiempo libre lo dedico a mi familia, amigos, hacer tareas de la casa, salir a tomar algo, escaparnos algún fin de semana fuera…lo normal pero es verdad que siempre con temor a que me moleste más de lo normal y no tenga un centro médico cercano, ese miedo lo tengo constantemente al igual que acudir a citas médicas, o al fisio depende mucho de todos estos factores y creo que debería vivir “sin miedo” pero es difícil por capítulos acontecidos como cuando me operaron de hernia discal en julio de 2014 y el dolor se volvió más agudo, me “rasparon” la hernia extruida en L5-S1 pero me dejaron un nervio “tocado” en la pierna derecha, lo que me ha dado muchas molestias y me han tenido que intervenir en repetidas ocasiones con radiofrecuencia u otras técnicas en la unidad del dolor.
Prácticamente todo mi entorno conoce mi dolor crónico. Nunca he tratado de ocultarlo todo lo contrario quizás lo he verbalizado demasiado y ahora con el tiempo creo que es contraproducente pues cada vez que lo hablo me lo repito a mí misma y entro en un bucle negativo.
Al final la gente te escucha pero se olvida, como es normal todo el mundo tiene sus problemas, solo pueden entenderte algo tu entorno familiar más cercano, yo en este aspecto soy muy afortunada, mi marido siempre me ha apoyado y adoptado una actitud positiva al respecto, hace tareas de casa que yo no puedo hacer, la compra para cargar peso la hace él y con nuestra hija igualmente cubre esa parte “más física” que un niño puede necesitar. También mis padres, hermana y cuñado me han acompañado siempre y en cada uno de los momentos que he necesitado pero sufren cuando estoy mal.
Mi día a día con el dolor, después de los años que llevo con él es más llevadero, por técnicas que me han aplicado en la Unidad del Dolor pero aún así siempre tendré alguna molestia o se me pasará el efecto de dichas intervenciones.
Voy al fisioterapeuta todas las semana, pilates 2 veces en semana y cuando puedo y tengo ocasión nado, me encanta el deporte pero en este aspecto estoy limitada, con lo que solo practico aquellos que me reportan beneficio. Y procuro cuidar mi alimentación desde siempre, aunque a veces estoy baja de algo.
¿Cómo te están ayudando tus médicos?
Los especialistas de la unidad del dolor son primordiales para todas las dudas que puedan surgirme, la psicóloga igualmente es una ayuda muy positiva que me ayuda bastante a llevar el día a día.
Por cierto, no lo he comentado pero hace unos meses compré un tens que produce unas corrientes que “anestesian” el dolor y he reducido el número de pastillas ingeridas por vía oral.
¿Crees que es beneficioso compartir experiencias sobre salud con otros pacientes?
No conozco prácticamente a nadie con dolor crónico, solo a un chico de mi edad que al operarle de la espalda también sigue teniendo dolores todos los días, le he hablado de la unidad del dolor pero es reacio a acudir a ella y no le gusta hablar del tema. Por el contrario a mí sí me gustaría hablar con gente que esté en una situación parecida, aunque su dolor no sea de espalda, para intercambiar opiniones y vivencias.
Siempre Adelante, es mi bandera, y con 15 años de dolor crónico a mis espaldas, te entiendo perfectamente, entiendo lo que sientes, lo que sufres.
Pero también te digo que se puede, claro que se puede vivir con dolor y tener una vida “normal”. Hace 15 años que estoy diagnosticada de Fibromialgia y te aseguro que soy feliz, que soy optimista, alegre, vital.
Porque hace mucho decidí centrarme en disfrutar, en vivir, en sentir la vida, porque está llena de cosas, de momentos, de personas maravillosas, y con eso me quedo.
No pierdo tiempo en quejarme, ni en personas que no me comprendan; yo soy lo más importante, mi máxima prioridad (exceptuando a mi hija, claro, que me da la vida)
Con una enfermedad crónica, con dolor crónico, tus prioridades cambian, tu ritmo cambia, pero estas viva y la vida, no me canso de decirlo, es maravillosa.
Espero que te encuentres mejor, que encuentres el apoyo que necesitas.
Cuídate mucho.
Muchísimas gracias por acercarte a comentar Maite. La forma en que vives tu enfermedad es admirable.
Si queréis saber más de Maite podéis encontrarla en su web danzandoenelteclado
😉
Bss
Ay, Gema, como te entiendo!! Yo también sufro dolor crónico de espalda. Todo empezó en Noche vieja de 2013/2014. Sufrí un derrame cerebral y tales fueron las convulsiones que rompieron la D6…1 tras un mes en el Clínico, pues el que me corresponde no podían o no tenían la maquina adecuada, me dieron el alta. Lo “único”que me quedo además que mi capacidad mental super mermada ( era como un mueble que movían lentamente, fue el daño en la columna. Me citaron unos meses después para cementado la D6, cuando ya estaba en la sala, me dijeron que se habia difuminado, eran trocitos tan pequeños que no podían hacer nada. Nos hablaron de un médico en La Paz que podría darnos solución. Así que allí fuimos., me operaron y al mes tuve problemas y me tuvieron que volver a abrir. Me pusieron una prótesis de titanio para sustituir la vértebra y como unas “varas” desde la D2 a la D9, para asegurar que no volvera a tener problemas. Poco a poco fui mejorando, pero mucho dolor se quedo ya ahí, crónico. He tenido que aprender, como tu, a moverme, a no hacer esfuerzos, no coger ningún peso y a sobrellevar mi vida con ese compañero tan cruel
GRACIAS: a la Unidad del Dolor, por intentar paliarlo continuamente.
A mi familia y amigos, por entenderme o intentarlo, por ayudarme con mi nueva memoria y mi cuerpo dolorido, por acompañarme en todo momento, por buscar soluciones, por tantas y tantas cosas que hacen por mi.
Y GRACIAS al Centro Casa Verde, por poner a mi disposición una persona como la fisio Irene que me ayuda, por el Neuropsicólogo Andrés, pues con él estoy mejorando muchísimoy por todo el personal de allí.
GRACIAS al Hospital Clínico San Carlos, por sus equípos, tanto médicos, U.C.I, enfermería, Auxiliares. Al igual que el Hospital La Paz y La Unidad del Dolor del Hospital Infanta Sofía. Mil gracias a todos por vuestro trato tan humano y profesional.
Gracias por compartir tu historia Paloma! Es muy importante para todos conocer tu camino de superación!