Es posible que llevéis años visitando médicos y nadie mejor que vosotros sabe lo que ha llegado a cambiar la vida en casa cuando apareció el dolor crónico.
En este tiempo os habéis tenido que adaptar renunciando a cosas que antes os parecían importantes. Han variado vuestras prioridades. Seguramente habréis cambiando vuestras rutinas y las funciones de cada uno de vosotros en casa.
Vosotros sabéis que nadie elige voluntariamente ser enfermo de dolor crónico. Que es una realidad impuesta y que la voluntad de participar en su cuidado, la disponibilidad de tiempo, vuestra experiencia o las ganas de aprender facilitaron el cambio.
En la Unidad del dolor ya os lo habrán comentado: las familias sois parte del tratamiento. Y podéis ayudar de manera decisiva en la mejora del enfermo con dolor crónico.