No existe ninguna prueba objetiva única que sirva para medir el dolor. No hay termómetros ni aparatos sofisticados que marquen la intensidad de cuanto nos duele… Ante un mismo dolor -por muy común que sea como un esguince- no hay dos pacientes que lo sientan y valoren de la misma manera: para uno puede ser una molestia leve y para otro un dolor muy severo.