Cuando me ofrecieron participar en el blog desde mi experiencia como especialista en Medicina Interna, estuve varios días pensando por dónde empezar. Es cierto que diariamente atiendo a enfermos con dolor y diría que la mayoría de las veces con mucho dolor. Y que reconozco que es un tema, el del dolor, que me ha ido interesando según he ido cumpliendo años y experiencia profesional. Así que mientras le daba vueltas estos días al contenido con el que comenzar a colaborar, la respuesta (como nos pasa muchas veces a los médicos) ha venido de la mano de una paciente…
M.G.M es una mujer de 80 años, con varias patologías crónicas y una biografía llena de sufrimiento vital. Perdió a su hija recientemente de forma trágica y es viuda desde hace dos años. Con su pensión vive en su piso alquilado en un barrio popular de Madrid. Lleva algún tiempo ingresada y recibe tratamiento para múltiples procesos médicos reagudizados. No hace muchos días me senté a su lado y le pregunté que qué era lo que le dolía, que parecía sufrir mucho. Y me contestó: “doctora, me duele el alma”.
Y es cierto que el dolor del alma desgarra y es un motivo de consulta frecuente en ancianos con enfermedades crónicas y debilitantes, aunque muchas veces no pensemos en ello.
Revisando la bibliografía sobre es tema, parece claro que la incapacidad física y la pérdida de control sobre nuestra vida aumenta el riesgo de depresión y sufrimiento en la vejez. En este periodo de la vida, las discapacidades físicas aumentan nuestra dependencia de los demás y uno de los efectos más negativos es la disminución de la resiliencia fisiológica. La resiliencia es la capacidad de nuestro organismo para adaptarse a condiciones adversas y en la vejez se reduce mucho como consecuencia misma del envejecimiento.
Si a todo lo anterior le unimos el deterioro sensorial, el aislamiento social y la pérdida de seres queridos, el resultado son los duelos no deseados.
Según datos de la O.M.S., entre 2015 y 2050 la proporción de la población mundial mayor de 60 años se multiplicará por dos, pasando del 12% al 22%, que serán 2 000 millones de personas ancianas. La depresión aparece en el 10% de la población mayor de 65 años en nuestro medio, lo que hace que sea más frecuente que la demencia. El 25% de los ancianos hospitalizados puede presentar síntomas de depresión y el porcentaje aumenta hasta el 40% en los que viven en instituciones geriátricas. La depresión y el suicidio también son muy frecuentes en este grupo de enfermos y los datos varían mucho entre las diferentes series consultadas.
Históricamente, los ancianos españoles y de otros países del sur de Europa manifiestan índices de soledad sentida muy superiores a los de los países nórdicos. En este grupo de edad, el hecho de convivir en pareja muchas veces puede proteger contra la soledad y la depresión asociada. Pero en muchas ocasiones no es así, ya que sucede que la pareja vive únicamente para proporcionar el cuidado al otro anciano, lo que aumenta el sentimiento de soledad y aislamiento.
También está demostrado que los ancianos son más vulnerables al maltrato, al abandono, a la falta de atención y a la pérdida de la dignidad y el respeto. El maltrato de las personas mayores no se limita a causar lesiones físicas, también provoca problemas psíquicos como la depresión y el riesgo de suicidio.
Algunos síntomas que pueden hacernos sospechar la existencia de un cuadro depresivo serían los siguientes:
- Pérdida de interés en actividades que antes disfrutaban.
- Insatisfacción con su vida.
- Preocupación sobre problemas de salud.
- Alteraciones en el sueño.
No obstante, es probable que no se verbalice todo lo anterior lo que dificulta el diagnóstico.O que se resuma en una única frase: “me duele el alma”.
Con todo esto quiero decir que muchas veces pasamos por alto y minimizamos la depresión en los ancianos.
El problema comienza cuando no envejecen de manera adaptada y empiezan a tener síntomas claros de tristeza, sintiéndose desesperanzados, abatidos y angustiados por una vida que creen que ya no pueden llevar.
Escuchemos y ayudemos. No les dejemos solos.
Dra Raquel Carrillo
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Hola,donde pido q reduzca lista espera,paciente crónico,dolor extremo hasta perder conocimiento,por tema de columna,hernias discales,artrosis,vertebra desplazada,medula espinal,raices comprimidas,fibrosis drspurs de cirugias?que asociacion hay de dolor y columna,en Madrid?como saber si investigan sobre esto…. y donde me dirijo,necesito ayuda para mi marido,gracias saludos
Maricarmen lo principal es que consultes por los cauces habituales: en la medicina pública desde tu médico atención primaria y en la medicina privada desde el especialista que haya llevado a tu marido hasta ahora.
Te recomendamos un estudio de los síntomas de tu marido en 1 U de dolor principalmente pero imagino que estas alturas ya lo habréis intentado.
Suerte y ánimo
Completamente de acuerdo con el artículo de la doctora.pero ¿Qué hacer cuando tienes una persona mayor a la que quieres , cuidas, pero se encuentra con esa tristeza y llena de dolores? ¿a qué especialista ir?. Vivimos en Madrid y con Régimen de Seguridad Social
Pues dar la lata con las listas de espera y la atención sanitaria… y mucho cariño para sobrellevar sus síntomas, algo que seguro haces ya.
No damos fórmulas mágicas pero es lo más razonable.
Lo de dar la lata en el sistema suele funcionar….
Suerte
¡Me duele el alma!
Quien de nosotros no se ha sentido así cuando todo se acumula: dolor, pérdida de calidad de vida y los problemas inherentes a cualquiera?
La diferencia entere un anciano y nosotros es enorme: las espectativas.
En el caso de la anciana protagonista, cuesta comprender cómo le dolerá hasta respirar con sus terribles pérdidas.
Son necesarios profesionales como la doctora que empaticen con el enfermo.
Desgraciadamente no siempre es así :(
Hola Lucía!
Es cierto que en ocasiones es muy difícil encontrar profesionales implicados con los problemas de los pacientes. Tampoco a veces tenemos los medios para atender en tiempo adecuado a cada uno de vosotros.
La Dra Raquel Carrillo es una gran profesional que vive su quehacer como médico en toda su dimensión: científica y humanista
Gracias por compartirlo! TVSD
Es algo importante, está mal que yo lo diga, pero me impresiona la claridad y emotividad sin abusar de edulcoraciones, en un tema tan relacionado con el bienestar y la experiiemcia del dolor y la enfermedad