Después de muchos años viendo pacientes y oyendo los comentarios que hacen al salir de la consulta en el pasillo, el resumen de muchas de ellas es “lo de siempre, otro médico que me manda adelgazar y hacer ejercicio”…
Y no es que los médicos nos hayamos vuelto unos locos de culto al cuerpo.
No pretendemos que los pacientes vuelvan a la cultura griega y a su obsesión por las proporciones… Sin embargo, es algo que ya desde muy antiguo se objetivó como algo muy importante -no por mantener unos cánones de belleza- sino por los beneficios que se obtenían de mantener unas adecuadas proporciones y un cuerpo entrenado.
Quizás el fallo es nuestro -de los médicos- que damos por sentado que el paciente tiene que conocer cuáles son esos beneficios; o es una indicación que obliga al individuo a tomar una actitud activa frente a su problema y, lo que es más, exige un esfuerzo.
En una sociedad en la que prima conseguir las cosas fáciles y en la que pensamos que todo se debe arreglar con un abrir y cerrar de ojos; en la que nos molesta tener el mando de la televisión lejos, porque es más cómodo activar un botón a distancia; en la que intentamos aparcar lo más cerca de la puerta de entrada para no tener que caminar mucho; el tener que sudar la camiseta o tener una disciplina con la alimentación nos parece de siglos pasados…
Sin embargo, admiramos el cuerpo de algunos deportistas o el tipo de algunas actrices. Detrás de ellos, suele haber muchas horas de trabajo, muchas horas de gimnasio, mucho autocontrol.
No amigos no, los fisioterapeutas no consiguen que el deportista esté listo para jugar y no existe la pastilla mágica para que no engordemos comiendo lo que queramos.
Puesto que nos vamos a tener que implicar, al menos, saber para qué valdrá nuestro esfuerzo. Eso es lo que me gustaría trasmitir con este artículo
¿Quiéres conocer tu IMC? Aquí te enlazamos una calculadora.
¿Cuál es el efecto del peso sobre nuestras articulaciones?
La obesidad es el exceso de desarrollo del tejido adiposo. El porcentaje de población con este problema aumenta día a día en nuestro país. Se ha visto que disminuye la esperanza de vida a partir de los 25 años. Así, con un sobrepeso del 10%, reduce un 15%, y con un sobrepeso del 20% llega casi al 40%. Esto se debe a que va unido generalmente a otras enfermedades como diabetes, hipercolesterolemia, enfermedades cardiovasculares, síndrome de apnea obstructiva del sueño, hernias abdominales… Disminuye la resistencia a las enfermedades, incrementa los riesgos quirúrgicos y anestésicos, así como los riesgos durante el embarazo y el parto.
Sin embargo, todo lo anterior suele ser más o menos asintomático hasta que origina una enfermedad grave y en ocasiones la muerte. Es el efecto silencioso de la obesidad. Pero cuando hablamos de articulaciones, generalmente va a significar dolor.
El exceso de peso va a originar una tendencia acelerada a presentar osteoartrosis debido a la alteración de la biomecánica sobre las articulaciones de carga, así como por el aumento de tensiones que supera la resistencia normal de los tejidos.
El esqueleto se comporta igual que cualquier otro material que nos rodea: se desgasta. Si tenemos una silla ya muy gastadita y se sienta un niño encima generalmente no pasa nada…. Sin embargo, si el que lo hace es una persona de 90-100 kg, la posibilidad de que se rompa una pata aumenta.
Se ha visto que en las articulaciones que tienen que soportar nuestro peso se produce una destrucción acelerada del cartílago articular. La reducción de las cargas no va a hacer que los cambios degenerativos existentes mejoren, pero sí va a disminuir las fuerzas de tensión sobre el cartílago, y con ello los síntomas.
Por otro lado, ralentizaremos la progresión hacia la destrucción y con ello las probabilidades de terminar en quirófano para la sustitución de la articulación por una prótesis.
Las fuerzas que actúan sobre las articulaciones se pueden deducir siguiendo las leyes de la mecánica, ya que el esqueleto se articula como un conjunto de brazos de palanca con diferentes momentos estáticos y de torsión, dependiendo de las actividades que realizamos: marcha, carrera, sedestación, decúbito…
En la columna, cuanto más cerca del sacro, más carga. A nivel de L5-S1 se soporta casi la mitad de nuestro peso corporal. La fuerza sobre ese disco se verá acentuada cuando nos inclinamos hacia delante y sobre todo si vamos cargados pudiendo llegar a ser hasta 15 veces mayor.
A efectos prácticos, cada kg que sobrepasamos de nuestro peso ideal supone a ese nivel de la columna un peso 4 veces mayor.
Si sobrepasamos 20 kg, en L5-S1 cuando estamos en postura erecta suponen 80 kg. Cuando nos flexionamos, aumenta mucho más, pudiendo llegar a sobrepasar las cargas de rotura del disco. Pero el peso no solo va a afectar a éstos, las fuerzas a ese nivel se trasmiten a los músculos espinales que tienen que contraponer ese peso en esa postura; estos se fatigan, pasando la tensión a los ligamentos.
Cuando éstos ceden se trasmite a las articulaciones que se mueven y degeneran originando la espondiloartrosis o incluso variaciones en las curvas normales de la columna. Con el paso de los años este efecto se incrementa ya que la resistencia de los músculos y los ligamentos disminuye.
A nivel de la cadera, cuando nos mantenemos sobre un solo pie, como ocurre en algunas de las fases de la marcha, cada kg de peso corresponde para la articulación a 4kg. Si además la cadera no está bien formada puede multiplicar por 6 o 7. En la rodilla se multiplica por 2, pero empeora al bajar escaleras, volviendo a multiplicar casi por cuatro.
De todo esto se deduce que cuanto menos peso tengan que soportar nuestras articulaciones, menos deterioro van a sufrir. Incrementos en el mismo pueden ser el precipitante para que una articulación pase de no dolorosa a dolorosa. La disminución de peso, aunque sea solo de 1 kg, para las articulaciones de carga va a suponer una pérdida de 4 kg. El peso que cogemos en carga repercute de forma negativa por lo que siempre debe ser promediado, y a nivel de columna se protegerá si lo hacemos doblando las rodillas y evitando flexionarnos.
¿Como repercute el ejercicio?
La musculatura del tronco, sobre todo la abdominal, va a disminuir la presión sobre la columna. Cuando la musculatura está potente se va a comportar como un contrafuerte disminuyendo cargas y repartiendo a otras estructuras.
Es lo mismo que se hace en arquitectura. Cuando una columna tiene que soportar peso, se le asocian otros elementos de carga que ayudan a distribuir el mismo y a transportarlo a otros puntos. Cuando trabajemos la musculatura, deberíamos potenciar tanto la musculatura anterior, como la posterior y la lateral, o sea, como si fabricáramos una faja, para que las distribuciones de cargas sean correctas.
El colocar una faja externa puede ser una solución puntual para un esfuerzo concreto, pero hay que recordar que su uso prolongado atrofia la musculatura. Puede ser también una alternativa para personas mayores, con poca capacidad de ejercicio y en los que el desarrollo muscular es muy limitado. Aportamos desde el exterior lo que el propio cuerpo ya no puede aportar. A nivel de las extremidades, una buena musculatura, y sobre todo, una musculatura bien equilibrada, va a evitar que haya tensiones que desequilibren las cargas y con ello se evitarán puntos en los que el peso sea mayor; se evitará una distribución no uniforme de las fuerzas de compresión.
Si a nivel de la cadera, el psoas está corto, no permitirá un adecuado movimiento de la báscula pélvica y con el tiempo, la musculatura posterior sufrirá tensiones originando con frecuencia la aparición de dolor en los puntos donde se inserta, la conocida trocanteritis.
Así mismo, si los isquiotibiales están cortos, además de alterar el movimiento de la báscula pélvica, pueden originar cierta flexión de las rodillas aumentando la presión en la parte dorsal y contribuyendo a la aparición de cambios degenerativos más precoces.
Por tanto, cuando trabajemos la musculatura, tan importante será que lo hagamos de manera equilibrada; o sea, atendiendo a grupos musculares anteriores y posteriores, como que finalicemos el ejercicio estirando bien los músculos que han trabajado, para evitar que queden cortos y con ello se produzcan alteraciones en los equilibrios de cargas.
Se pueden añadir otros muchos motivos por los que no es bueno el sobrepeso como la dificultad respiratoria o cardiaca que conlleva, u otros argumentos por los que el deporte es bueno, como que activa la circulación y el metabolismo basal, mejora los biorritmos y los estados de ánimo…. pero como en lo que nos centramos en esta página es en el dolor, creo que ya os he contado argumentos como para tener en consideración la posibilidad de perder peso, evitar cargas importantes y hacer ejercicio.
Ahora solo queda ponerlo en marcha.
Dra Nuria Gonzalo
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Hola. Me hice una Resonancia Magnética de la Columna Lumbar.
La conclusión final del informe de dicho estudio:
“Severos signos de artrosis con osteosis con osteofitos marginales e hipertrofia de las facetas articulares que contribuyen a disminuir el diámetro del canal raquídeo y de ambos neuroforamenes.”
Como yo sufrì hace poco tiempo de un dolor fuerte de la ciàtica. Por esa razón el Traumatòlogo me mandò hacer la R.M.
Que opinión tienen Ustedes sobre este diagnóstico.? Si es posible con fisioterapia es posible corregir, creo que no, este problema?
Gracias por su atenciòn, espero respuesta.
Hola Miguel Ángel.
La fisioterapia puede ayudarte a mejorar tus síntomas, al igual que las inyecciones.. pero se trata de un proceso degenerativo y NO SE CORRIGE.
Es posible mejorar la alineación de columna lumbar mediante ejercicio físico de potenciación de tipo natación o pilates.
Saludos desde Puerto Rico. .Me encanta seguirlos por sus excelentes artículos. Sabemos lo importante de tener un buen peso,pero curiosamente tenemos muchas personas delgadas, hombres,joven ES con este sindrome.Entre ellos entrenadores físicos de ambos sexo, atletas, . Pertenezco a un grupo de apoyo que tiene una página, Fibromialgia GAFI, los invito a conocerlas.
Gracias por tu amabilidad, Ivette
Os buscaremos en Internet
Un saludo